Una estación previa a Leverkusen en el Xabi entrenador fue Múnich. Son bastantes los que piensan que el tolosarra recaló en Baviera en el verano de 2014 para completar su máster de entrenadores. Tras Rafa Benítez (Liverpool), Manuel Pellegrini, José Mourinho y Carlo Ancelotti (Real Madrid), Xabi se puso a las órdenes de Pep Guardiola. “Ya tenía una mentalidad de entrenador cuando era jugador, al menos cuando yo le conocí, tenía esas inquietudes por entender por qué Guardiola hacía lo que hacía, cómo encontrar la superioridad a través del hombre libre”, explica Martí Perarnau, quien compartió charlas y entrenamientos en Säbener Strasse. Allí supo ganarse la confianza y el respeto de tipos como Lahm, Müller, Neuer o Uli Hoeness, que advirtió que sería un gran entrenador.
Esos tres años le sirvieron para conocer la cultura futbolística alemana, para empaparse y sufrir a partes iguales la gegenpressing, y para aprender alemán. Algunos de los jugadores o entrenadores que ahora tiene enfrente ya los tuvo como jugador. Un plus que, unido a los resultados, le ha valido el apelativo en la prensa alemana del Nuevo Guardiola. Aunque siguiendo con los paralelismos, el propio Xabi ha reconocido que en la gestión del grupo siempre se fijó en Ancelotti.
La llegada de Xabi poco o nada tuvo que ver con la alfombra roja de Pep. El Leverkusen estaba en puestos de descenso y alternaba el torneo doméstico con la Champions League. “Xabi no llegaba con un perfil de juego determinado, era una apuesta que un club como el Leverkusen se podía permitir y su conocimiento del fútbol alemán ha sido clave”, comenta Juanma Romero, periodista español afincado en Alemania. “No es lo de Guardiola llegando a Múnich y sufriendo los contraataques alemanes, algo que el Xabi jugador también padeció”, puntualiza Perarnau. Un sufrimiento del que Alonso tomó buena nota para aplicarlo en su libreto. Hoy, su Bayer lleva marcados siete goles en acciones de contraataque.
“Tengo la impresión de que ha sabido estar por encima de las pasiones del fútbol para no ser asociado exclusivamente a uno de ellos. Se esforzó mucho por extraer lo mejor de cada uno. Sacó de Mourinho, de Ancelotti o de Pep lo que le pareció bueno. Tuvo ese punto de distancia con sus entrenadores para crear su propio estilo”, concluye Perarnau.
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