Recibe su nombre del primer gol marcado de esa manera oficialmente, obra del argentino Cesáreo Onzari, jugador del Club Atlético Huracán y de la selección argentina.
La conquista ocurrió a los 15 minutos del partido amistoso celebrado el 2 de octubre de 1924 en la cancha de Sportivo Barracas, de la ciudad de Buenos Aires, entre las selecciones de Argentina y Uruguay, flamante campeón en los Juegos Olímpicos de París 1924, que ganaron los locales por 2-1.
Fue el primer tanto de este tipo, convalidado según una reforma reciente en las reglas del juego, por lo que se lo conoció como «el gol de Onzari a los olímpicos», para en adelante simplificarlo acuñando el término «gol olímpico» para referirse a una anotación de estas características, ya que poco tiempo antes el reglamento establecía que no eran válidos los tantos conseguidos directamente de un saque de esquina.